"Mejor salud, mejores vidas": Noruega lanza la primera estrategia de desarrollo mundial contra las ENT
2 de enero de 2020
2 de enero de 2020
Comencemos con los números, ya que dicen mucho. Las ENT, como las enfermedades cardíacas, los derrames cerebrales, ls diabetes, el cáncer y las enfermedades respiratorias son ahora la causa de aproximadamente el 70% de todas las muertes en el mundo. Es ampliamente reconocido que las ENT tienen un impacto perjudicial en muchos aspectos del desarrollo humano sostenible. Contrariamente a la percepción de las ENT como un problema del mundo rico, en realidad tienen mayor impacto en los países de bajos y medianos ingresos, donde las ENT son responsables de más de dos tercios de las muertes y costarán U$ 7 billones en pérdidas económicas durante las próximas dos décadas. Sin embargo, las ENT en tanto la principal causa mundial de muerte prematura y discapacidad reciben en conjunto la lamentable cifra del 1,7% de asistencia para el desarrollo relacionada con la salud (o $ 611 millones).
Si bien los donantes bilaterales (por ejemplo, los gobiernos nacionales o sus agencias de desarrollo) son la fuente prinvipal de financiamiento de la salud mundial en general, proporcionando el 52% de la asistencia para el desarrollo para la salud, hasta ahora simplemente han estado ausentes en el campo de las ENT. Entre 2010 y 2015, las organizaciones no gubernamentales (ONG) brindaron colectivamente más del doble de ayuda para las ENT que los donantes bilaterales, y considerablemente más que las organizaciones multilaterales como el Banco Mundial y la OMS.
Los recursos disponibles para atender a las ENT no han cambiado significativamente desde 2015, a pesar de la transición de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) a la era de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, cuando las ENT finalmente se incluyeron como una prioridad para la salud mundial y el desarrollo sostenible. Después de muchos años de campaña, las y los activistas de las ENT en todo el mundo esperaban que este fuera el momento para que los países donantes incorporaran a las ENT en sus políticas y estrategias de desarrollo. Pero aunque muchas agencias de desarrollo, incluidas las del Reino Unido, los EE. UU., Suecia y Australia, están apoyando la prevención y control de las ENT a través de diferentes canales (por ejemplo, con esfuerzos en el fortalecimiento del sistema de salud, integrando las ENT en los programas de salud globales existentes o en los programas de control del tabaco de los países de bajos y medianos ingresos) en general, han permanecido demasiado silenciosas y pasivas con las ENT.
Estas estadísticas y realidades son la razón por la cual la estrategia de desarrollo internacional del gobierno noruego sobre las ENT es tan importante y es un paso tan bienvenido. Noruega es el primer país de la OCDE en concretar la inclusión de las ENT dentro de los ODS en su política de desarrollo, y respaldarlo con recursos de desarrollo claros y muy necesarios en el extranjero. Noruega ha anunciado que triplicará su asistencia para las ENT, destinando más de $ 20 millones en apoyo a la estrategia para 2020 y se espera que este compromiso aumente en 2024. Esta es una cantidad relativamente modesta en el contexto de la prestación mundial de servicios de salud, pero catapulta a Noruega como uno de los primeros tres promotores de la prevención y el control de las ENT, muy por delante de EE. UU., Reino Unido, Francia, Alemania y Canadá.
Katie Dain (@katiedain1) es la Directora Ejecutiva (CEO) de la Alianza de ENT. Ha trabajado con la Alianza de ENT desde su fundación en 2009. Katie es ampliamente reconocida como líder activista y experta en las ENT. Actualmente es miembro de la Comisión Independiente de Alto Nivel de la OMS sobre ENT, copresidenta del Grupo de Trabajo de la Sociedad Civil de la OMS para la Reunión de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre ENT y miembro de la Comisión The Lancet sobre ENT y lesiones de los mil millones más pobres.
Este blog apareció por primera vez en Health Policy Watch. La Alianza de ENT agradece a Health Policy Watch por permitirnos publicarlo aquí.