
Direct Relief se involucró en la pandemia de COVID-19 a mediados de enero, unos días antes de que el gobierno chino cerrara el acceso a Wuhan. Según los primeros informes, las y los trabajadores de salud en el Hospital Wuhan Union estaban tratando a tantos pacientes con complicaciones graves por el nuevo coronavirus que corrían el riesgo de quedarse sin equipo de protección personal (EPP). El reabastecimiento a través de canales comerciales dentro de China estaba resultando difícil, lo que provocó un llamado a la asistencia humanitaria. Esto fue sorprendente, no solo por la novedad, la velocidad y la escala de la enfermedad, sino también porque se reportó la escasez de equipos básicos como las máscaras N95 en el corazón del coloso industrial chino.
Las y los trabajadores de la salud estaban entre los más expuestos. Al poco tiempo, miles de trabajadores de salud en China se infectaron, cientos fueron hospitalizados y docenas fallececieron. Un patrón similar al de muchos brotes anteriores, como el Ébola en África occidental, ya que quienes estaban en la primera línea de atención fueron los más afectados por la crisis.
La edad, las comorbilidades y las cargas relacionadas de COVID-19 y ENT
La información proveniente de China alimentó inmediatamente la respuesta de Direct Relief en los Estados Unidos. Además de tener un sistema de atención médica que es especialmente frágil para las personas con ingresos más bajos, los EE. UU. también alberga una gran población de personas que está envejeciendo y que vive con una o más enfermedades crónicas.
Vulnerabilidades médicas y vulnerabilidades sociales.
El riesgo de transmisión de COVID-19 evidentemente se cruza con las enfermedades crónicas, la demografía y la economía para producir escenarios bien definidos de vulnerabilidad social ante la pandemia. Por ejemplo, las estimaciones actuales muestran que la diabetes entre los afroamericanos y los latinos se presenta en un promedio de entre el 17 y el 18%, más del doble de la tasa de los blancos no hispanos. Estos mismos grupos también tienen más probabilidades de trabajar en ocupaciones que se consideran durante la pandemia como "esenciales", como los rangos medios y bajos de atención médica o en servicios y logística, lo que significa que tienen menos oportunidades de distanciarse socialmente. Estos factores significan un mayor riesgo de hospitalización y complicaciones agudas por COVID-19.
El riesgo de transmisión de COVID-19 evidentemente se interrelaciona con las enfermedades crónicas, la demografía y la economía para producir escenarios bien definidos de vulnerabilidad social ante la pandemia.
Direct Relief apoya rutinariamente una red de seguridad social de instalaciones de salud, muchas de las cuales están ubicadas por ley en "áreas médicamente desatendidas", que siguen líneas más amplias de vulnerabilidad médica y social en todo el país. Muy a menudo, la composición de la fuerza laboral de salud refleja la composición de la comunidad circundante. Eso significa que las y los trabajadores de salud en general tienen más probabilidades de estar expuestos al virus, y que aquellos trabajando en comunidades afroamericanas y latinas tienen más probabilidades de experimentar complicaciones agudas.
Pobreza, seguridad alimentaria y pacientes inmunocomprometidos en el sur global
A medida que la geografía del virus ahora se traslada a las áreas más pobres del Sur del mundo, también debemos comprender el riesgo y la vulnerabilidad que esto implica.
Acerca del autor
Dr. Andrew Schroeder (@DirectRelief [1]) ha desarrollado e implementado una serie de proyectos en Direct Relief para demostrar el impacto programático, incluido un Mapeo de la prevención mundial de la transmisión maternoinfantil del VIH/ SIDA; un análisis de espacios del Programa de distribución mundial de Diflucan; el desarrollo de monitoreo de laboratorio basado en SIG en Etiopía; y el USA Safety Net Mapping, citado en el New England Journal of Medicine. Schroeder también ha presentado los hallazgos de su investigación en Direct Relief en conferencias destacadas, como en el Consejo Mundial de la Salud y el Foro InterAction.